Y eso es todo

  • 1 mayo, 2021

Leonardo Tyrtania

Foto de Gabriela Infante Hoyos 2020

No toda imagen dice más que mil palabras. Las hay que se hunden por culpa de undetalle,como si de un hoyo negro se tratara del que no sale nada. El insignificante techito en el centro de la imagen es de un sepulcro familiar en el camposanto al que conduce la calle, ahora en desuso, de un pueblo del Ajusco. En sus mejores días tapizada de cempaxúchitl,la calle llevaba a los difuntos con bombo y platillo a su última morada. Luego la fiesta de las ánimas era para compartir con ellas y los demás chaneques en un altar doméstico la comida y el recuerdo. Ahora ni eso. Si mueres de corona virus te mueres en la soledad y te regresan en calidad de lata de cenizas. El familiar que te recibe pensará:“¿Yeso es todo?”Pues es lo que parece.Sería ridículo llevar a cuestas una urna con polvoalanecrópolis del pueblo parando el tráfico vehicular por la carretera, quemando cohetes y costeando una banda de música.¿Quién es el responsable de esa fatalidad que se nos vino encima? Cuando llegaron los europeos a estas Indias trajeron consigo un montón de enfermedades que diezmaban la población en una suerte de guerra bacteriológica de exterminio, que se repite y repite a granel. 500 años despuésdel “encuentro de los dos mundos” el Estado va a festejar el evento, no sin antes exigira los Reyes de España y al Papa de Roma que se arrepientan públicamente por lo que han hechoy mal. Pero ahora es otra cosa, la culpa está globalizada;la aviación, el turismo y el mercado esparcen la zoonosis por el mundo sin remordimientos de nada. Es la ley de la vida, por algo tenemos que morir. En Mesoamérica, sin embargo, no era así;lo importante era de cómo te morías. Fueun acto que daba sentido a tu vida. En Mesoamérica noson tus tristes méritoslos que te redimen, sino tu manera de morircon valor: el momento terriblemente violento,definitivo, elque de hecho ensayas toda tu vida como un deportista que se entrena para la justa. Un momento forzosoen elcamino al mundo en queel Quinto Sol pasa la noche. Los muertos desde luego viventambién en nuestra memoria, personal y colectiva. Pero si tus familiares te tienen en el olvido de una lata de cenizas en la credensa de la sala ¿qué se puede hacer por ellos? Se aceptan sugerencias.     

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