Voces y vistas socioambientales


Mauricio Sánchez

Me volví adulto formando parte de grupos formales e informales que comulgaban con la idea de forjar un mundo mejor, basado en un orden social justo y un aprovechamiento sustentable del entorno. Y entre los distintos bienes culturales con los que muchos llegamos a identificarnos figuraban canciones del rock y otros géneros populares que, en más de una manera, no sólo daban voz a nuestras inquietudes, sino que también daban qué pensar sembrando dudas, ambivalencias o siendo simplemente trágicas. De lo que sí estoy seguro es que eran voces sinceras y valientes.

Ahora bien, Victor Turner sostiene que los chamanes se sitúan en la periferia de las culturas, como videntes de lo alternativo. Si es así, entonces, los artistas son chamanes y su esfuerzo puede ayudarnos a ver a la naturaleza y al entorno no como algo tangible o preestablecido, sino como relaciones y constructos elaborados mediante distintos espejos. Así, el arte y en general nuestra actividad imaginativa y simbólica se convierten en un tipo de conocimiento que apela no sólo a la razón, sino a la conciencia, en tanto relación vivencial con el mundo, lo cual incluye tanto a la lógica como a las emociones.

En este trabajo he seleccionado trozos de varias canciones para mí claves y complementarlas con imágenes mías  para construir una narración (es decir un relato con argumento, organizado con un principio, un meollo y un final) que muestre una diversidad de impresiones, todas –en mi opinión- significativas y relevantes. Aquí aparecen expresados conjuntamente, entre

otros, el idealismo y el escepticismo, la alegría y el dolor, la

ilusión y la decepción.  Al mismo tiempo, se hace referencia a la naturaleza y al entorno ya sea como escenarios imprescindibles de nuestra sobrevivencia o como metáforas del orden y del ser humano.

La selección, (en su caso) traducción y ordenamiento de

textos e imágenes se han realizado siguiendo una

secuencia narrativa que parezca una constelación de impresiones diversas pero articuladas.

El resultado pretendido (que es sólo responsabilidad mía) es la configuración de una concepción del mundo paradójica, integrada por distintos intentos de verdades, unas que se complementan entre sí, otras que divergen, sin querer que alguna sea única ni absoluta. Tras más de sesenta años de vida y haber conocido a un buen número de seres humanos, puedo decir que ésa, para mí, es la manera más fidedigna de mostrar cómo reflexionamos en forma bien intencionada acerca de nosotros en el mundo

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